La sensibilidad no es una debilidad, es una fortaleza.
Las personas altamente sensibles (PAS) poseen una característica innata que las hace más receptivas a estímulos emocionales, sensoriales y sociales. Este rasgo no se considera un trastorno, sino una particularidad de la personalidad que puede influir tanto de manera positiva como negativa en su vida cotidiana.
Las PAS experimentan una mayor intensidad en sus emociones y percepciones. Pueden notar detalles que otros no captan, como matices en la expresión de los demás, cambios sutiles en el ambiente o reacciones emocionales intensas ante situaciones que otros consideran menores. Este nivel de percepción puede llevarlas a una mayor empatía, ya que son capaces de comprender profundamente lo que sienten los demás.